Nací un 10 de diciembre (Sagitario) en Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina.-
Tuve una infancia poblada de sensaciones en un lugar idílico: San Marcos Sierras en la Provincia de Córdoba. Allí vivían mis abuelos maternos y con ellos transcurrieron mis vacaciones durante mi niñez y adolescencia. Era una comunidad muy libre, en medio de la naturaleza y junto a mi joven tío aprendí a querer y a disfrutar de las cosas más simples y bellas de la vida: del sol, del agua, de las noches estrelladas, de la montaña y dónde conocí el fascinante mundo de las piedras. Fue el lugar donde quizá estuvo el germen de mi incipiente expresión artística.-
Por otra parte, mi padre, floricultor, me legó la sensibilidad por lo natural y la pasión por el color.-
Más tarde, como Profesora de Educación Física pude vivir y transmitir a mis alumnos el placer por la naturaleza y la vida al aire libre.-
En el año 1999 conocí por casualidad (aunque no creo en las casualidades) en San Marcos Sierras, a una persona que creaba sobre bastidores, obras con elementos naturales. Creo que todo eso se conjugó para que se produjera en mi interior una especie de síntesis y fue así como empecé a experimentar con telas, corales, metales y fundamentalmente con arena y piedras en una composición que me permitió descubrir que a través de la simpleza de estos elementos, se pueden expresar los sentimientos.-
Un recorrido de sensaciones: la tibieza del sol, las texturas de las piedras, los colores, los aromas... son parte esencial de mi vida y están presentes, de alguna manera en mi obra.-
Esto no hubiera podido concretarse sin el apoyo incondicional de mi esposo Rafael, siempre pendiente hasta de mis menores deseos, y de mi hijo Mauro que heredó ese afán por el cuidado en el detalle y el perfeccionamiento.